Por edad, ya no suma en la bolsa de minutos del campeonato. Tiene un DT que no aplica la rotación de arqueros como ideología y a Diego Penny como rival directo por la continuidad. Factores que a cualquier guardamenta haría cambiar de aires. Pero Diego Campos tiene algo de su lado: la confianza en sí mismo.
El arquero de Melgar no se achica ante la adversidad, sino que se motiva. Advierte que, cuando le toque, no decepcionará, así como no lo hizo el sábado pasado en Cusco, al debutar en el 2018 contra Real Garcilaso. «Nunca bajo la cabeza, sino que sigo trabajando fuerte. Felizmente, en Cusco, el ‘profe’ [Enrique Meza] confió en mí y pude responder a la altura del partido. Ahora me toca seguir esforzándome y esperar lo que venga de la mejor manera», manifestó.
Ya no se puede decir que Campos sea el joven del arco. Lo fue el año pasado, pero esta vez tiene a José Charún y Bryan Rojas, juveniles porteros que son ahora sus «hermanos menores» en el plantel. Madurar no es una opción, sino su responsabilidad. «Siempre he entrenado sintiéndome grande. Incluso cuando era el menor y tenía a Penny y Álvarez a lado. Recibí consejos y ahora me toca seguir creciendo».