No es fácil manejar un automóvil en una metrópolis tan saturada como la de Arequipa. Las calles de la Ciudad Blanca requieren de conductores adiestrados y con reflejos felinos, pues una tarde de congestión en hora punta puede ser más peligrosa que nadar por aguas turbias.
Aquellas capacidades de intuición, velocidad y reacción que suelen demostrar en la pista los conductores de la empresa Taxi Presidencial fueron aplicadas en el césped sintético de la explanada de la avenida Dolores, en lo que fue la décima fecha de su campeonato interno. Fue una jornada a todo dar.