Hay una sincronicidad afortunada entre la vuelta de Perú a un Mundial y el avance tecnológico de las telecomunicaciones. Es como si el universo, consciente del fanatismo nacional por ver a su selección en la justa máxima internacional, hubiera calculado el momento preciso para que nuestra franja haga presencia, desde mañana, en una nueva Copa FIFA.

Lo digo porque ahora, en el 2018, las opciones de no ver el Mundial son casi nulas. Prácticamente, el que se pierda algún partido de Perú lo hará porque quiso y no por falta de recursos.

Si bien hace cuatro años (Brasil 2014) ya tenían buen tiempo en el mercado los celulares inteligentes, tablets, laptops y demás aparatos portátiles que, mediante una conexión a Internet, le daban la opción al usuario de reproducir material audiovisual relacionado al Mundial, es recién en los dos últimos que el ‘boom’ de las transmisiones en vivo (vía Facebook, sobre todo) ha alcanzado límites estratosféricos.

Tanto así que el conocido “Facebook Live” se ha convertido en una lucrativa ventana para muchos; ya sea utilizando este medio como una “opción de salida” para sus propios proyectos o, lo que es más común en nuestra informal Latinoamérica, convertir la aplicación en una forma pirata de hacer “streaming televisivo”. Es decir, transformar un celular en aquella televisión que le roba el cable al vecino.

Bajo esta última premisa, están los que implementarán su “estudio” de manera propicia, para ofrecerte una transmisión HD de cada uno de los partidos (siempre buscando la forma de “sacarle la vuelta” a la FIFA y sus derechos de autor), mientras que los más incautos apuntarán con su cámara directamente a sus propios televisores, restándole calidad en detalles a tu experiencia mundialista, pero dándote esencialmente lo que querías: ver los partidos.

El quid del asunto está en que es prácticamente imposible, en estos tiempos, que un ciudadano común y corriente pueda sufrir el infortunio de “fallarle” a su selección y no verla enfrentar a Dinamarca, Francia o Australia. En el trabajo, en la clase, en la calle o en el lugar más impensado. Mientras haya Internet, estarás en Rusia si quieres.

La era tecnológica llegó al mundo para barrer con la sociedad… Y con las excusas