Cuando un atleta ha sido plusmarquista mundial y 8 veces campeón olímpico, podría pensarse que no tiene sueños por cumplir; mas el del jamaicano Usain Bolt es el de estar entre «los 50 mejores futbolistas del mundo», algo quizá irrealizable pero cuya senda podría iniciar en Australia.
El carismático velocista, tan famoso por sus logros deportivos como por sus simpáticos saludos y celebraciones en el tartán y su vida fuera de las pistas, declaraba a la revista francesa So Foot en mayo de 2017, apenas tres meses antes de su adiós a las pistas en los Mundiales de Londres, que deseaba cambiar de disciplina y «formar parte de los 50 mejores futbolistas del mundo».
Sin duda, esa afirmación suena más a delirio que a sueño realizable, pero las cualidades físicas y el empeño del caribeño le han llevado desde su retirada de las pistas de atletismo, tras su frustrante medalla de bronce en los Juegos Olímpicos de Río 2016 y la mencionada final de 2017, en la que abandonó por lesión, a probar suerte en entrenamientos con diversas plantillas de fútbol.
Tras practicar con el Borussia Dortmund alemán, jugar un amistoso con el Stromsgodset noruego (con el dorsal 9.58, su plusmarca mundial del hectómetro) y marcar un gol en Old Trafford -el estadio de su adorado Manchester United- en un encuentro benéfico disputado hace un mes, parece que la oportunidad para el ‘futbolista’ Bolt, a sus casi 32 años, puede llegar en el balompié australiano.
El Central Coast Mariners, de la A-League, la competición australiana de fútbol, hizo oficial en su web «las negociaciones entre el club y Usain Bolt» para que el exatleta se entrene con el equipo con «un período de prueba de seis semanas» sin que el contrato con la plantilla «esté garantizado».
Para que nadie ponga en duda la seriedad de estas negociaciones ni considere que el deportista jamaicano hallará facilidades en esta experiencia australiana, el director general del Mariners, Shaun Mielekamp, indicó a la prensa local que su club no iba a dar «ningún trato especial» a Bolt.
Según el ejecutivo, el punto de vista del entrenador, Mike Mulvey, es «que Usain debe ser tratado como cualquier otro jugador que viene a probar» con el equipo. «Aquí no hay sitio para los perdedores. Usain puede venir y probar y si no es bueno le indicaremos en qué puede mejorar», agregó.
El club, radicado en Gosford (Nueva Gales del Sur), lleva negociando varios meses con Bolt, según confirmaron Mielekamp y Tony Rallis, agente del deportista, a diversos medios, a la espera de que la Federación Australiana de Fútbol (FFA) intervenga en el acuerdo para aprobar su salario, explicó Rallis.
Pese a que, según el directivo, Bolt recibió ofertas de la MLS -se especuló durante bastante tiempo con su presencia en la franquicia que el británico David Beckham tendrá en la competición estadounidense a partir de 2020- y de otras ligas, «ninguna era lo suficientemente atractiva o del nivel que él quería».
Confeso fanático del Manchester United, del Real Madrid y de la selección argentina, el velocista jamaicano presenció en Moscú la final del Mundial de fútbol, como publicó en sus cuentas en las redes sociales Instagram y Twitter, donde compartió fotos con los raperos estadounidenses French Montana o Nicky Jam y futbolistas como su compatriota Ricardo Gardner o el brasileño Kaká.
Allí, vio ganar el título a su querido amigo, el centrocampista francés Paul Pogba, y pudo maravillarse con la veloz estela de Kylian Mbappé, al que muchos compararon en esas semanas mundialistas precisamente con él, sobre todo cuando en el partido de octavos frente a Argentina alcanzó los 37 kilómetros por hora.
Ahora, como cuando era niño en Jamaica y todo el mundo «prefería Brasil», como explicaba en la citada entrevista con So Foot, y él hinchaba por Argentina, Usain Bolt parece seguir «solo contra todos», según él definía aquella situación, y empeñado en demostrar que, además de velocidad, tiene inteligencia para el fútbol. El tiempo dirá si el sueño empieza a fraguarse en Australia.
EFE
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