TodoDxT – Cercado. Falta pocos minutos para que den las 6 de la mañana del 15 de agosto. La ciudad de Arequipa no durmió. En su víspera de los 478 años de su fundación, en varios puntos de la urbe, se desarrollaron las famosas serenatas a la Ciudad Blanca.
Pese a que una de las promesas de Sergio Bolliger, al asumir la presidencia del IPD – Arequipa, era no ceder el estadio Melgar para ese tipo de reuniones, al final sí ocurrió.
Por lo observado, se puede determinar que nunca hubo la intención de cuidar este añejo y emblemático escenario deportivo. Si no, cómo explicar que a la entrada de una de las puertas, prácticamente, había una “lagunilla” de orines.
Pero lo más grave es que, durante el desarrollo de esa fiesta, se vendió cerveza en botellas. Al final del espectáculo, quedaron chapas y cajas regadas en el ya maltratado gramado del estadio.
En anteriores espectáculos de estas características y en el mismo escenario se vendían las bebidas alcohólicas en lata o en vasos de plástico descartables (chopp), y el proceso de limpieza era fácil. Pero en la víspera, el campo parecía un cementerio de botellas. Y a esto hay que sumar que muchos de estos envases de vidrio estaban rotos y regados en toda la cancha. Ahora esto se ha convertido en menudo problema para los deportistas.
Trascendió que es más rentable vender la cerveza en botella -que expendieron a S/ 10 cada una y a S/ 120 la caja- que expenderlas en latas o chopp, a 5 soles cada uno.
Varios deportistas, en especial atletas, mostraron su malestar porque la parte de los saltos altos (sur del estadio), prácticamente, se convirtió en un baño pese a que ahí había servicios higiénicos portátiles.
Causó también extrañeza ver estacionada en la parte interior del estadio, entre las tribunas occidente y sur, una camioneta blanca, marca Hyundai, que, según Sunarp, pertenece a Higinio Máximo Capuñay Sarpan, personaje ligado a medios de comunicación radial y a espectáculos artísticos, quien fuera, además, candidato al Congreso en 1995 por el partido de Alejandro Toledo.
Lo cierto es que, una vez más, el estadio Melgar y el deporte sufrieron un atentando y, al parecer, no hay el compromiso de cuidar este escenario. La eterna excusa será que las órdenes vienen de Lima.
Quizás tengan razón. Pero queda claro que a los limeños poco o nada les importa el cuidar al estadio Melgar con tal de llenar sus arcas con dinero. ¿Cuánto cobró el IPD por el alquiler del estadio Melgar?