El 2 de diciembre de 2010, el mismo día en que Rusia se hizo con el Mundial de 2018, la FIFA sorprendió al mundo. Catar, un territorio de sólo 11.400 kilómetros cuadrados y 1,7 millones de habitantes, fue escogida como sede de la Copa del Mundo 2022.
No importó su extensión (la máxima distancia entre sedes es de apenas 67 kilómetros), ni la obligación de tener que trasladar los partidos a noviembre y diciembre debido a las altas temperaturas del verano (siempre bordeando los 40 ºC). El país del Golfo Pérsico se impuso aquel día en la votación a las candidaturas de Estados Unidos, Australia, Corea del Sur y Japón.
El emirato logró 14 de los 22 votos de los miembros ejecutivos de la FIFA ante la sorpresa de la candidatura estadounidense, que se veía favorita. Uno de los artífices para que esto suceda fue el francés Michel Platini.
El expresidente de la UEFA y astro de la selección francesa de fútbol, Michel Platini, fue detenido ayer en Nanterre, cerca de París, por la investigación de supuesta corrupción en la adjudicación a Catar del Mundial 2022.
Platini, que fue presidente de la UEFA de 2007 a 2015, cumple una inhabilitación de cuatro años -que expira en octubre- por violar el código ético de la organización al aceptar en 2011 un cobro, autorizado por el entonces presidente de la FIFA, Joseph Blatter, de cerca de 1,8 millones de euros por trabajos hechos entre 1998 y 2002.
El hombre que dirigió la UEFA entre 2007 y 2015 hizo campaña por la concesión del Mundial de 2022 a Catar, contra la opinión del entonces presidente de la FIFA, Blatter, que apostaba por Estados Unidos.
En el punto de mira de los investigadores se encuentra una comida que organizó el 23 de noviembre de 2010 en el Elíseo el entonces presidente francés, Nicolas Sarkozy, a la que también asistió el emir de Catar, Hamad Ben Khalifa Al-Thani.
Platini está colaborando con los investigadores y niega los hechos que se le reprochan, indicaron sus abogados. «Platini está declarando de forma serena y precisa, responde a todas las preguntas, incluidas las relativas a las condiciones de atribución de la Eurocopa de 2016, y está dando explicaciones útiles», indicó su letrado en un comunicado enviado a los medios. Agrega que el exjugador «no tiene nada que reprocharse y asegura ser totalmente ajeno a unos hechos que le superan».
Otra de las sospechosas es Sophie Dion, colaboradora estrecha de Sarkozy.