¿Realmente los hombres aprendemos a perder? ¿En el transcurrir de la vida podemos aceptar un no como respuesta? La activista Diana Russell definió el feminicidio como «el asesinato de mujeres por hombres motivados por el odio, desprecio, placer o sentido de posesión hacia las mujeres».
En los últimos años se han cometido una serie de asesinatos a mujeres y los victimarios aducían que lo hicieron porque se sintieron traicionados, rechazados, humillados, etc.
Algunos expertos sostienen que la práctica del deporte desde la niñez puede ayudar a formar el manejo de emociones. Los pequeños, con la práctica del deporte, aprenden a ganar y perder. Saben que si hoy perdieron la próxima semana pueden ganar, siempre y cuando corrijan algunas falencias, y esos errores se superan mediante los entrenamientos.
Sobre el tema el psicólogo Franz Rivera Mansilla señala que: “El deporte no es la panacea o solución a todos los problemas que enfrenta una sociedad o un individuo; sin embargo, puede aportar positivamente a superar muchos de ellos, siempre y cuando enfoquemos aspectos psicológicos dentro de espacios formativos en el deporte. El escaso manejo emocional suele ser el origen de muchos conflictos individuales que transcienden en problemas como el suicidio, feminicidio, violencia, estrés u otros. Varios fenómenos sociales tienen en sus ‘raíces’ principales el factor emocional, un factor poco entendido y soslayado”.
Rivera Mansilla explica que la inteligencia emocional tiene mucha importancia porque es un enfoque que aporta positivamente en el desarrollo y rendimiento deportivo. “Pero se hace complicado su aporte cuando el deporte formativo es sinónimo de ‘libre albedrío’ emocional y se enfatiza el factor competitivo; si no revisemos el comportamiento de padres y entrenadores en escenarios deportivos”.
El especialista en psicología deportiva afirma que: “Para muchos, el deporte es concebido como una ‘escuela de vida’, transfiriendo aprendizajes positivos del espacio deportivo a circunstancias de la vida; espacios donde aprenderás a ganar y perder, tolerar las situaciones difíciles y frustrantes, superar conflictos y malos entendidos, manejar circunstancias traumáticas, aprender a conocer tus capacidades y limitaciones, desarrollar valores por medio de la deportividad, valorar el fair play u otros”.
Finalmente, Rivera Mansilla sostiene: “El deporte vinculado a la educación emocional aportaría como medida preventiva de violencia, suicidio, feminicidio, depresión, estrés y otras condiciones psicológicas asociadas; pero para ello, la sensibilización y capacitación a los adultos vinculados al deporte formativo es fundamental”.